"Estoy mala". Hablar de la menstruación -la regla, el periodo, el mes- sigue siendo algo negativo en el siglo XXI. Mencionarla es de mal gusto, impropio de señoritas; confidencia, si acaso, de adolescentes en los aseos o de señoras camino del mercado, en el trabajo o la peluquería. Si acaso, algo que se deja caer en público, como si nada. Nada excesivo. Tema tabú, asunto un tanto desagradable que les ocurre cada tanto a las mujeres desde que empiezan a ser fertiles y hasta la menopausia, uff. Eso que, aseguran, desestabiliza las hormonas y el carácter, inquieta, incomoda, irrita, suele impedir el sexo... Mancha. Y hasta ruboriza. ¿Excesivo el retrato? Pruebenlo: imaginen a esas deidades del cine y la televisión, a las modelos, a Kate Moss menstruando en este instante. ¡No, por Dios! No cuadra. O si es usted mujer (u hombre) piense cual sería su mayor miedo durante esos días... ¿Quizá que la sangre, su sangre se vierta en la escena pública al quedarse marcada en la silla, en la falda o el pantalón...? Así de normalizada está la cosa .
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