lunes, 9 de enero de 2012

Artículo sobre "evolución" princesas Disney

Y seguimos con los cuentos y con el imaginario colectivo que crean en las chicas y chicos (parece que los estudios dan por hecho que los niños no ven las películas)...estereotipos y roles nada inocentes.

Os dejo con este artículo de El Diagonal:

Más de cincuenta años después, el mismo modelo con menos ropa

A. P. CAÑEDO / MADRID
VIERNES 23 DE DICIEMBRE DE 2011.  NÚMERO 164
El ser humano asocia belleza a bondad y no se puede pedir a Disney que sea la excepción a la regla. Pero la belleza no deja de ser una construcción cultural y, por tanto, la definición de lo bello cambia y depende en parte de los cánones aceptados y transmitidos por los agentes socializadores, entre ellos los medios de comunicación. En lugar de aprovechar su influencia para proponer otros modelos, Disney tampoco ha escapado de las modas: según un estudio de 2004 de la investigadora Celeste Lacroix, del College of Charleston, las últimas heroínas de la Disney tienen más escote, menos ropa y son más sensuales que sus predecesoras.
Es decir, que entre Blancanieves y Pocahontas hay un abismo, y varias capas de ropa se despeñaron por él: pensemos en los hombros y el ombligo al aire de Jasmine (Aladin), la minifalda de Pocahontas o la camisa caída de Esmeralda (El jorobado de Notre Dame).
El modelo también es racista, porque son los personajes de apariencia no caucásica (Jasmine, Pocahontas, Esmeralda) los que presentan atributos más sexualizados, identificando lo sensual con lo exótico y lo prohibido. La tendencia se suavizó tras El jorobado de Notre Dame, tras la desatada explotación sexual de la mujer en la cultura audiovisual de los años ‘90. De hecho, en Tiana y el sapo no hay diferencias de características físicas entre la protagonista de raza negra y su amiga de raza blanca, dado que se asume que ambas son de edades similares. En esta película –un esfuerzo por acercarse a realidades más actuales: mujeres trabajadoras– los personajes de raza blanca son de clase alta y los de raza negra, baja, en algo que podríamos considerar como una representación realista de la época (los años ‘20)... Hasta que llegamos al príncipe, único personaje negro de buena posición económica.
Si resulta chocante porque no estamos acostumbrados a ver a príncipes negros o porque asoma la sospecha de que los matrimonios interraciales sigan siendo un tabú es algo que no podemos precisar. Por supuesto, tampoco aparecen en Disney familias monoparentales (salvo que uno de los miembros del matrimonio haya muerto) ni homosexuales.
“El problema con el modelo cultural imperante es que hay mucha gente que se encuentra bien en él, pero no se da cuenta de que otra mucha gente no lo hace, porque no encaja en el estereotipo. La igualdad no es ser iguales: igualdad es el derecho a poder ser diferente sin sentirse –ni ser– desplazado”, concluye la agente de igualdad Eva Velasco.

1 comentario:

Laura Martínez Hortal dijo...

Muy interesante. Y si no quedamos bastante adoctrinadas de pequeñas, cuando crecemos vemos "sex in the city" y nos volvemos a encontrar a las princesas. Por cierto creo que su productora HBO es en parte propiedad de Disney. El poder y los intereses de Disney son mayores de lo que a priori podría parecer.
http://www.youtube.com/watch?v=mKiMi-EHV6Y&feature=player_embedded

Un abrazo y gracias por compartir. Laura MH