Este año será especial. Este año pasado me ha tocado sacar toda la Bravura. Que la tengo a pesar de lo que aparente la foto de "hola soy tu menstruación" que aparece en la parte "personal" del blog.
Este texto me lo pasó una antigua compañera de piso hace 9 años. Y hoy lo recupero para todas vosotras. Y hoy lo recupero para mí. ¡Viva N O S O T R A S! Y punto.
Y un AUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! (para mis hermanas lobas que estáis lejos y no podré celebrarlo con vosotras)
A los hombres machistas, que
somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres
de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para
designarlas: arpías, brujas, viragos, marimachos. En realidad, les tenemos miedo
y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que
hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas
incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos
molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra
voluntad, atacan y se defienden.
La hembra con la que soñamos, un
sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía
infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre
con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta,
que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca
solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que
use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos
platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal,
que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de
modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a
un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y
abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición.
A los machistas jóvenes y viejos
nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se
someten y protestan, y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas
perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas
exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan, y sólo se desnudan
si les da la gana.
Estas mujeres nuevas no se dejan
dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en
silencio, y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las
mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa,
y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, pues todos los
machistas les tememos.
Pero estas nuevas mujeres, si uno
logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son
las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas no lo
permitirían porque saben que ese fue siempre el origen de nuestro dominio.
Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de comprarlas, porque saben
que ahí -y en la fuerza bruta- ha radicado el poder de nosotros los machos
durante milenios. Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos
corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos
ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que
esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre
iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan tanto como nosotros
(o más) entonces ellas también se declaran hartas por la noche, y de mal humor,
y lo más grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las
veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores,
precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el
derecho de no serlo.
Envejecen, como nosotros, y ya no
tienen piel ni senos de veinteañeras (mirémonos el pecho también nosotros, y
los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de
euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar, y si alguna vez en
la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una
estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices,
ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque estas sean
la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni sabemos qué
hacer con todo eso.
Somos animalitos todavía, los
varones machistas, y es inútil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas
perfectas. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por
dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como autómatas. Pero si
logramos usar también esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más
sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos
daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen,
trabajan, producen, joden y protestan, son las más desafiantes, y por eso mismo
las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quienes se puede
establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en
abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos de tristeza: nos dan
ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida
larga y de conocimiento.
Por: Héctor Abad
Hay trozos del texto que no me llegan y otros que critico, pero hoy da igual...VIVA NOSOTRAS. Y punto.
Hay trozos del texto que no me llegan y otros que critico, pero hoy da igual...VIVA NOSOTRAS. Y punto.
2 comentarios:
Hace tan solo una hora he buscado un lugar tranquilo
donde interiorizar y saborear este gran día en el que saliste gozosa y rápida a la vida. Dando gracias y pensando en tí, he mirado al cielo y había un gran y precioso Arco Iris. Te lo regalo querida Isabel.
Lorena G.:
!!hola bombón!!Muchas felicidades, me gustaría mucho estar contigo y como te he dicho, brindare a tu salud, por este nuevo año, porque te mereces lo mejor y sobre todo por estar a las buenas y a las malas.
te quiero (me encanta el blog...tienes una fan)
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