Lina Khalifeh, de 27 años y cinturón negro en taekwondo, ganadora de veinte medallas de oro en diferentes campeonatos, creó en 2010 este proyecto pionero en todo Oriente Próximo llamado “SheFighter”. El proyecto nació tras observar episodios de violencia hacia las mujeres en su entorno. Esto, unido a su pasión por las artes marciales, le llevó a lanzar el proyecto en Jordania. Su objetivo es empoderar a la mujer a través de la enseñanza de técnicas de autodefensa, combinando diferentes disciplinas (kickboxing, taekwondo, etc.). Además de mejorar la condición física de las mujeres, las clases tienen también como objetivo aumentar su autoestima y confianza en sí mismas, para que la mujer “nunca sea la víctima”, como dice Lina Khalifeh. Otro de los objetivos del curso es que las mujeres “aprendan a salir de situaciones de riesgo”.
ACERCA DE LA AUTODEFENSA..."Más importante que el hecho de la agresión en sí, es el efecto que su mera probabilidad provoca en nosotras. Por miedo a ella, muchas mujeres evitan vivir situaciones que les enriquecería, o se ven obligadas a sufrir ataques psicológicos o verbales, o en algunos desgraciados casos son atemorizadas en su propio hogar. Desde el punto de la vida cotidiana, es mucho peor el sentimiento de indefensión que la propia realidad de la agresión.
Conseguir plantearse que podemos y debemos ser capaces de defendernos nosotras mismas es un paso difícil para una mujer. A lo largo de muchos siglos, se nos ha transmitido la convicción de que eso no estaba a nuestro alcance, y esa creencia ha arraigado profundamente en nosotras, de manera que pensar en esa posibilidad nos resulta extraño. Pero una vez que la mente se abre a ella, hemos superado ya la mitad del camino que nos conduce a sentirnos seguras, y ésa es la mitad más costosa.
Está claro, que a raíz de la socialización que hemos recibido como mujeres, siempre se nos ha apartado del aprendizaje y uso de la violencia física y por este motivo es interesante desarrollar la práctica de diferentes técnicas para sentirnos más seguras a la hora de afrontar situaciones violentas. Pero nosotras también sentimos que a raíz de esta socialización tenemos a nivel emocional y psicológico todo un seguido de limitaciones que no nos permiten afrontar bien estas situaciones.
El patriarcado esta en nuestro día a día, en nuestras relaciones, en la forma que tenemos de situarnos en el mundo. Tanto nos afecta como oprimidas, que como opresoras. Tanto lo soportamos como lo reproducimos.
Muchas veces el problema es visualizar las actitudes más sutiles que encontramos en nuestro cotidiano. Gracias a un trabajo previo en nuestros entornos, hay actitudes que ya no se toleran, pero seguimos aceptando actitudes que reproducen el patriarcado y que parten de la aceptación de los privilegios concedidos por éste.
Por este motivo, cuando hablamos de autodefensa, nos referimos a la autodefensa feminista, que es aquella que aparte de trabajar lo físico, pretende analizar como son nuestras actitudes, relaciones, ambientes desde un punto de vista patriarcal, para de esta manera empoderarnos y poner nombre a las cosas y así poder afrontar mejor las situaciones machistas que aparecen en nuestro día a día.
Por otro lado, consideramos importante trabajar todos estos aspectos dentro de la autodefensa, porque no siempre el uso de la violencia física nos permitirá salir airosas de ciertas situaciones. Aunque aprendamos ciertas técnicas de autodefensa física, hemos de ser conscientes que llegar a dominarlas requiere mucho tiempo y mucha dedicación, por lo tanto es interesante desarrollar otras estrategias para defendernos, como desarrollar el uso de la actitud, la mirada, el apoyo entre otras mujeres, la confianza en una misma para disponer de mayor variedad de estrategias cosa que nos permitirá tener más posibilidades de defendernos. "
Conseguir plantearse que podemos y debemos ser capaces de defendernos nosotras mismas es un paso difícil para una mujer. A lo largo de muchos siglos, se nos ha transmitido la convicción de que eso no estaba a nuestro alcance, y esa creencia ha arraigado profundamente en nosotras, de manera que pensar en esa posibilidad nos resulta extraño. Pero una vez que la mente se abre a ella, hemos superado ya la mitad del camino que nos conduce a sentirnos seguras, y ésa es la mitad más costosa.
Está claro, que a raíz de la socialización que hemos recibido como mujeres, siempre se nos ha apartado del aprendizaje y uso de la violencia física y por este motivo es interesante desarrollar la práctica de diferentes técnicas para sentirnos más seguras a la hora de afrontar situaciones violentas. Pero nosotras también sentimos que a raíz de esta socialización tenemos a nivel emocional y psicológico todo un seguido de limitaciones que no nos permiten afrontar bien estas situaciones.
El patriarcado esta en nuestro día a día, en nuestras relaciones, en la forma que tenemos de situarnos en el mundo. Tanto nos afecta como oprimidas, que como opresoras. Tanto lo soportamos como lo reproducimos.
Muchas veces el problema es visualizar las actitudes más sutiles que encontramos en nuestro cotidiano. Gracias a un trabajo previo en nuestros entornos, hay actitudes que ya no se toleran, pero seguimos aceptando actitudes que reproducen el patriarcado y que parten de la aceptación de los privilegios concedidos por éste.
Por este motivo, cuando hablamos de autodefensa, nos referimos a la autodefensa feminista, que es aquella que aparte de trabajar lo físico, pretende analizar como son nuestras actitudes, relaciones, ambientes desde un punto de vista patriarcal, para de esta manera empoderarnos y poner nombre a las cosas y así poder afrontar mejor las situaciones machistas que aparecen en nuestro día a día.
Por otro lado, consideramos importante trabajar todos estos aspectos dentro de la autodefensa, porque no siempre el uso de la violencia física nos permitirá salir airosas de ciertas situaciones. Aunque aprendamos ciertas técnicas de autodefensa física, hemos de ser conscientes que llegar a dominarlas requiere mucho tiempo y mucha dedicación, por lo tanto es interesante desarrollar otras estrategias para defendernos, como desarrollar el uso de la actitud, la mirada, el apoyo entre otras mujeres, la confianza en una misma para disponer de mayor variedad de estrategias cosa que nos permitirá tener más posibilidades de defendernos. "
Si nunca has realizado un taller de autodefensa (impartido por una mujer teniendo en cuenta lo anteriormente comentado) te lo recomiendo. Los talleres de autodefensa deberían de llegar a los institutos, a los centros cívicos y a la vida de todas las mujeres. Si estás interesada en participar en uno o en organizar un grupo de mujeres visita el blog: http://autodefensaparamujeres.blogspot.com/
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