Desde que empecé a reconectarme con mi coño, con mi útero, y de aliarme con mi vulva, mi madre ha empezado a estar más presente en mis pensamientos. Aparece de una forma como de maestra, de gratitud y amorosa.
Mi madre es mi mayor fan bloguera, pero como no sabe que ella es la mía y a veces estas cosicas cuesta decirlas a la cara...aprovecho esto del blog para gritar...QUE VIVA LA MADRE QUE ME PARIÓ, ME CUIDO EN MI NIDITO UTERIL, ME ACHUCHÓ, ME CUIDÓ....y que viva al padre que la acompañó. (viene en pequeñito porque este post va pa mi Mae. ya llegará el tuyo Pae...)
Y que viva todas las mujeres y lesbianas que han hecho posible estas jornadas feministas de las que acabo de llegar, me llevo mucho amor, fuerza, red y conocimientos. La Granada feminista se está gestando...
Gracias Irene por mandarme esta poesía, la comparto con todas y en especial con mi madre que me regaló el libro que me estoy leyendo (El país de las mujeres de Gioconda Belli). Muy muy recomendado, al igual que cualquier lectura de esta mujer maravillosa...
Estoy viva
como fruta madura
dueña ya de inviernos y veranos,
abuela de los pájaros,
tejedora del viento navegante.
No se ha educado aún mi corazón
y, niña, tiemblo en los atardeceres,
me deslumbran el verde, las marimbas
y el ruido de la lluvia
hermanándose con mi húmedo vientre,
cuando todo es más suave y luminoso.
Crezco y no aprendo a crecer,
no me desilusiono,
ni me vuelvo mujer envuelta en velos,
descreída de todo, lamentando su suerte.
No. Con cada día, se me nacen los ojos del asombro,
de la tierra parida,
el canto de los pueblos,
los brazos del obrero construyendo,
la mujer vendedora con su ramo de hijos,
los chavalos alegres marchando hacia el colegio.
Sí.
Es verdad que a ratos estoy triste
y salgo a los caminos,
suelta como mi pelo,
y lloro por las cosas más dulces y más tiernas
y atesoro recuerdos
brotando entre mis huesos
y soy una infinita espiral que se retuerce
entre lunas y soles,
avanzando en los días,
desenrollando el tiempo
con miedo o desparpajo,
desenvainando estrellas
para subir más alto, más arriba,
dándole caza al aire,
gozándome en el ser que me sustenta,
en la eterna marea de flujos y reflujos
que mueve el universo
y que impulsa los giros redondos de la tierra.
Soy la mujer que piensa.
Algún día
mis ojos
encenderán luciérnagas.Gioconda Belli.
como fruta madura
dueña ya de inviernos y veranos,
abuela de los pájaros,
tejedora del viento navegante.
No se ha educado aún mi corazón
y, niña, tiemblo en los atardeceres,
me deslumbran el verde, las marimbas
y el ruido de la lluvia
hermanándose con mi húmedo vientre,
cuando todo es más suave y luminoso.
Crezco y no aprendo a crecer,
no me desilusiono,
ni me vuelvo mujer envuelta en velos,
descreída de todo, lamentando su suerte.
No. Con cada día, se me nacen los ojos del asombro,
de la tierra parida,
el canto de los pueblos,
los brazos del obrero construyendo,
la mujer vendedora con su ramo de hijos,
los chavalos alegres marchando hacia el colegio.
Sí.
Es verdad que a ratos estoy triste
y salgo a los caminos,
suelta como mi pelo,
y lloro por las cosas más dulces y más tiernas
y atesoro recuerdos
brotando entre mis huesos
y soy una infinita espiral que se retuerce
entre lunas y soles,
avanzando en los días,
desenrollando el tiempo
con miedo o desparpajo,
desenvainando estrellas
para subir más alto, más arriba,
dándole caza al aire,
gozándome en el ser que me sustenta,
en la eterna marea de flujos y reflujos
que mueve el universo
y que impulsa los giros redondos de la tierra.
Soy la mujer que piensa.
Algún día
mis ojos
encenderán luciérnagas.Gioconda Belli.
3 comentarios:
va de pruebas con esta oda
Gracias por esta oda Isabelduar:
Soy abuela de niños y de pájaros; madre de gente portadora de sueños y utopías y aquí estoy, esperando que las luciérnagas vuelvan a salir a sus campos.
Te quiero
Pues que viva la madre que nos parió!
María
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